miércoles, 17 de octubre de 2012

le monde va de lui même




SIN TÍTULO



Este no es un sueño y, en verdad me gustaría despertar para saber que todo está bien.


Quizá lo estará, pero las ausencias hacen que se mueva el todo para re acomodar el presente, a sabiendas de que es esto necesario para trascender y evolucionar en un mundo que no se detiene; aunque el cambio es constante, no tengo más opción que mirar al pasado, no para quedarme en él, sino para reconocer y aceptar lo que hice mal.  Es una tarea difícil.

Entonces, es preciso comenzar por asimilar que él se ha ido y no puedo evitar sentirme culpable.


-¿Por qué?-
Siento que no dí lo mejor de mí a lo largo de nuestra relación; lo que pude hacer no fue suficiente.
Él merecía más, alguien que le mostrará mayor interés, alguien que recibiera todo el amor que tenía para dar. Necesitaba de alguien real.

-¿Que si yo soy real?-
Creo que si, pero estos últimos días he sido como un holograma, un fantasma que aparece en varios sitios a la vez, pero no se queda a penar en ninguno de ellos, porque soy simple espectadora de la vida que pasa, sin asustar a nadie, procurando que nadie me mire. Ni siquiera él.

-¿Que por qué no hice más?-
No es algo personal, sólo puedo decir algo tan trillado como -"nos conocimos en mal momento"- aunque, no puedo negar que me embelesó en nuestro primer encuentro. Sus ojos reflejaban bastante serenidad y ternura; sus manos eran tan blancas que parecía que traía guantes, su pelo tan esponjado provocaba en mí una tentación infinita por acariciarlo que era difícil de saciar. Papá nos presentó, con buenas intenciones, creo, porque en esa semana me había visto muy triste y lo seguiría estando, pero supe disfrazar  muy bien el instante y le agradecí su buen gesto e intención.

He ahí la importancia del duelo, etapa que no completé porque el mundo parecía ir a prisa. Cuándo él llegó, yo tenía pocos días de haber perdido a alguien especial, un gran amigo. Alguien que abrió su corazón para invitarme a pasar, ayudándome a descubrir que aún soy esa persona sencilla y amorosa que la vida se ha encargado de corromper. Eso no es poco, por eso me dolió mucho verlo partir y sentir su último aliento, pude ver a la muerte en sus ojos; sé muy bien que el campo de la muerte puede volverla a una pequeña, pero también permite crecer. Al menos le pude agradecer a mi amigo por todos esos días de aprendizaje y cariño incondicional.

-¿Qué pasó luego?-
Casi nada, a los cinco días llegó papá con una sorpresa. Me hizo sonreír cuando lo vi llegar, pero debo admitir que no estaba preparada. Lo peor que puede pasar es hacer comparaciones, es tan tonto como pensar que ya no encontrarás a nadie igual, siendo tan obvio, pues todos somos distintos, con individualidad propia, aunque algunos muy parecidos entre sí. Así son los mininos, ninguno es igual a otro.

Bueno, me voy quedando sola, pero estoy consciente de que estoy poniendo mucho de mi parte. Él sólo se fue y, aunque tuvimos buenos momentos juntos, los últimos no fueron los mejores. Espero que se encuentre disfrutando de la vida plenamente, con alguien más. 

Por ahora, me queda claro que es mejor guardar mi distancia con los felinos, quizá con los humanos otro tanto. Ante mi vulnerabilidad, sólo me queda envolverme  en el Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même (dejar hacer, dejar pasar, el mundo va solo).

Los momentos se crean mientras el amor se transforma. Los momentos pasan, el amor los transforma.










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